Asegurar la conservación del color es fundamental para escoger el recubrimiento más adecuado según sean las características climatológicas a las que van a estar expuestas las puertas y ventanas de nuestra vivienda.
El mercado de los recubrimientos en polvo ha evolucionado mucho en la industria del automóvil, donde el precio del producto lo compensa. Actualmente se ven pocos coches en circulación con la pintura decolorada, como pasaba hace 20 o 30 años en ese mercado, donde colores muy saturados que siempre absorben mayor cantidad de calor y rayos UV, resultaban devorados por los efectos del sol, produciendo un envejecimiento prematuro de la pintura.
Desde siempre ha sido uno de los aspectos clave a mejorar en el ámbito de las pinturas en polvo.
Y quién no ha visto también este efecto en muchos cerramientos para jardín, vallas, puertas y cancelas de entrada; a mayor superficie expuesta al sol y más oscura de color, mayor degradación sufre.
Con las láminas plásticas, ésto no pasa. A continuación os explicamos el porqué del éxito longevo que tiene este acabado.
A pesar de que comúnmente se les haya llamado folios y foliado al proceso, como tal no está contemplado en el diccionario de la RAE. En términos industriales, se trata de un proceso de recubrimiento con láminas de fino espesor (entre 80 y 300 micras), hechas de materiales plásticos, vinílicos, melamínicos, ó papel lacado.
En este artículo nos centraremos en aquellos folios destinadas para uso al exterior, y el porqué a fecha de hoy, este acabado es más resistente a la humedad y los rayos ultravioletas que las pinturas en polvo. Sin olvidar la relevancia del sistema de adhesión, que hacemos de manera industrial con adhesivos de Poliuretano Reactivo, o Hot Melt PUR que dicen en inglés. De este tema hablaremos en otra publicación.
Al igual que el resto de láminas que hay para interior, todas son específicas para recubrir perfiles, pues deben destacar por su flexibilidad, la capacidad de conformar radios pequeños, tener elasticidad y memoria.
Empezaremos por resaltar la característica principal de los folios destinados para uso al exterior, y es que tienen la obligación de ser o estar protegidos con acrílicos; por si no queréis leer el enlace que os hemos subrayado, deciros que el acrílico se destaca frente a otros plásticos transparentes en cuanto a resistencia a la intemperie, transparencia y resistencia al rayado.
Siendo ésto así, todos los folios para exterior están compuestos de este material de PMMA (Polimetiletacrilato), bien completamente en las 180 micras estándar de espesor o, en su defecto, poseen una película de hasta 80 micras integrada en la capa exterior de la lámina (la que va a estar en contacto con el medio ambiente). Una protección frente a la decoloración de los rayos ultravioleta, que mantiene la exigencia en un máximo de hasta 4 en la escala de grises, según DIN 4892-2 y DIN EN 513 procedimiento 2 (simulación de una zona climática severa S) hasta una dosis de irradiación elevada de 20 GJ/m², en el rango de longitud de onda entre 300 nm y 800 nm, basados en las pruebas en ensayos de Florida, por un ciclo de 10.000 horas mínimo (habiendo hecho ensayos con láminas hasta de 15 mil) ahí es ná!
En la capa interior se fija la base del color. En el caso de folios que no sean 100% acrílicos, ésta suele ser de PVC (las más avanzadas están exentas ya de plastificantes), y todas ellas están preparadas para lograr una retención mecánica o química del adhesivo en el folio; digamos que lleva una imprimación incluida de serie.
La capa intermedia es más fina que las otras dos, y en ella se pinta el aspecto de la madera, nudos y vetas de variado tamaño para conseguir el mayor parecido con ésta.
Verdaderas obras maestras. Folios en impresión 3D. ¡Impresionante!
E voilà, ya está. Con todo ello conseguimos un material inerte, de propiedades copolímeras indestructibles, protegido contra la decoloración y resistente a rayadas y arañazos.
Y también aislante, porque a pesar de su fina capa de 180 micras (0,18 mm.), ofrece un efecto cálido al tacto, que elimina el contacto con el frío metal (en el caso de perfiles de aluminio), con el logro de conseguir, mediante grabados y relieves en 3D, una apariencia estética de imitación inigualable en el sector de acabados para superficies.
Gracias a su naturaleza única, el foliado se aplica sobre las caras vistas de la carpintería, de manera tal que cuando ésta queda cerrada, todos los perfiles que la conforman se ven foliados con la protección extra que da la lámina acrílica, que además embellece y engalana cualquier ventana, puerta, o cerramiento.
Además, el color permanece inalterable, y no hay diferencias entre tintadas o lotes, con el beneficio en el stock de taller y la posibilidad de ampliar en el futuro cualquier obra o reforma, con el mismo acabado y sin cambios en el aspecto. El folio para exterior tiene garantías de 10 a 20 años, y como muestra decir que nuestra fachada se construyó en el año 2002 y 17 años, y podemos seguir diciendo que está impecable 😉
En cuanto al acabado del perfil por el interior, lo habitual es combinar el mismo en las 2 caras o bicolor. Hay un montón de acabados, brillos y texturas, y la flexibilidad de nuestros proveedores, tanto Renolit como Skai, nos ofrecen la posibilidad de conseguirlos al corte, en cantidades mínimas para obras pequeñas y renovaciones.
Y se puede buscar la conjunción con otras zonas de la casa, como pueden ser vallas, cancelas, pórticos, contraventanas, etc., incluso en las zonas interiores, puertas, rodapiés, techos, tiradores, barandillas… donde también es posible recubrirlas con otros tipos de folios que no requieran una protección frente a la intemperie, y que sean resistentes al rayado, a las manchas y los productos de limpieza.
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